"Cocina del Mar" ofrece vistas espectaculares al Mar de Cortés, integrando su propuesta gastronómica con el entorno natural de la región.
El Chef Raúl Osvaldo Soto. Nos comparte su historia:
Soy mejor conocido como Raúl, originario de Los Mochis, Sinaloa. Mi historia como cocinero es muy interesante; siento que nació desde que era niño, aunque, por azares del destino, aún no tengo claro por qué. Es algo que quizá debería preguntar a mi papá. Recuerdo que, en los eventos familiares o reuniones en casa, mi padre siempre decía: "Raúl, ayúdale a tu mamá con la comida", mientras que a mis dos hermanos —somos tres— les asignaba tareas como organizar y limpiar el patio para recibir a las visitas. Creo que, desde entonces, empecé a involucrarme poco a poco en la cocina y a aprender algunas técnicas.
Sin embargo, lo que más ha influido en mi gusto por la gastronomía es mi pasión por la comida. Me encanta comer bien, y creo que la comida crea una conexión profunda con las personas. Es una forma de agradecer, de dar, pero también de recibir.
La influencia artística y el proceso creativo en mi cocina:
Cuando cocino, todo depende de la preparación, pero hay un aspecto muy importante: mi papá es artista plástico, y siempre he intentado traer esa influencia artística a mi vida. Me encanta pintar, dibujar, y esculpir, y creo que toda esta sensibilidad artística se refleja en mi forma de abordar la gastronomía. Aunque no me gusta decir que la cocina es "bella" o "bonita", ya que su objetivo principal es alimentar y satisfacer una necesidad básica, sí creo que hay un proceso creativo involucrado.
El proceso creativo no se limita a platos estéticos ni a detalles como decorar con una "florecita". Para mí, comienza desde la necesidad misma de satisfacer el apetito: decidir qué ingredientes usar, cómo combinarlos, qué agregar o qué quitar. Un ejemplo claro es una madre en una comunidad indígena con recursos limitados que necesita alimentar a sus cinco hijos. Ella, con su creatividad, transforma lo que tiene a la mano en algo nutritivo, sabroso y suficiente para su familia.
En mi caso, mi mayor inspiración al cocinar es cumplir con esta necesidad básica, más que buscar una musa específica. Se trata de alimentar, de transmitir algo a través de los alimentos.
La importancia de nuestras raíces culinarias:
Como buen norteño, tengo un cariño especial por las tortillas de harina. Tengo una filosofía: "La cocina nos define ante los extraños". Cuando estudiaba gastronomía, noté que muchas personas querían aprender a hacer sushi, pizzas o técnicas internacionales. Pero yo pensaba: "Nunca seré mejor que un japonés haciendo sushi ni mejor que un italiano haciendo pizzas". Sin embargo, lo que sí puedo hacer, y en lo que puedo destacar, es en la cocina que me pertenece, la que heredé y aprendí desde casa.
Por eso, decidí enfocarme primero en lo mío: las tortillas de harina, la barbacoa al estilo sinaloense, los aguachiles y los ceviches. Aprendí mucho de mi mamá, quien fue cocinera por pasión, oficio y profesión. Tuvo negocios de cocina y también trabajó en hotelería, además de ser una excelente cocinera en casa. Complementé ese aprendizaje observando a mis vecinos y a la comunidad. Creo que la cocina no tiene limitantes geográficas; en mi caso, busco mostrar la riqueza de los ingredientes de Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Nayarit, Baja California Norte y Sur.
Un plato favorito con propósito: Totoaba
Uno de mis platos favoritos es la totoaba, no solo por su sabor y textura excepcionales, sino por el significado que tiene este pez. Aunque actualmente se cultiva, lo traemos de las costas del Mar de Cortés en Baja California Sur. Lo servimos acompañado de una salsa de mejillón choro, una crema y hongos. Para mí, la totoaba es más que un plato delicioso; es un símbolo de reivindicación.
Durante años, comunidades como los seris en Sonora podían consumirla de forma sustentable, respetando las temporadas y la naturaleza. Sin embargo, debido a la sobreexplotación, muchas de estas comunidades han perdido ese derecho. Mi objetivo es, además de mostrar la calidad del producto, generar conciencia sobre la importancia de respetar los recursos naturales y las tradiciones locales.
Cocina del Mar: arte natural y legado
El restaurante Cocina del Mar tiene un significado especial. Desde que me hice cargo, me impresionó la belleza natural del lugar: los riscos, las piedras, las maderas y las palmas crean un escenario único que complementa nuestra propuesta gastronómica. Es un espacio que refleja el romanticismo de Baja California Sur y busca contar historias a través de cada plato.
Nuestra filosofía combina la calidez del servicio, el encanto del entorno y una gastronomía que va más allá de lo estético: queremos que cada plato tenga un propósito, que sea sustentable, que refleje la cultura de la región y que cuente una historia. Por ejemplo, nuestras empanadas de mantarraya son un ejemplo de cómo buscamos trascender y mostrar lo mejor de la Baja.
Además, me apasiona compartir lo que sé. He dado clases de cocina y creo firmemente que los conocimientos no deben quedarse guardados. Enseñar y aprender de los demás es parte fundamental de mi trabajo. Para mí, la cocina es una forma de trascender, de dejar un legado y de influir positivamente en las personas.
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