
A partir del 1 de enero de 2025, el salario mínimo en México es de 8,475 pesos mensuales, un aumento del 12% anual que, acumulado desde 2018, alcanza un incremento total del 135%. Este avance plantea interrogantes sobre su impacto en las ramas económicas y otros niveles salariales.
Existen dos enfoques principales para analizar este cambio. El primero considera los aumentos anuales promedios de 7% más el Monto Independiente de Recuperación (MIR), que alcanzó un promedio de 18.9% anual hasta 2024. El segundo evalúa los efectos en sectores con mayor concentración de trabajadores de bajos ingresos, donde la informalidad, que afecta al 53.8% de la población trabajadora, juega un papel determinante.
Impacto en los trabajadores
Del total de 21.5 millones de trabajadores registrados en el IMSS, 4.3 millones perciben hasta un salario mínimo, y 7.6 millones ganan entre uno y dos salarios mínimos, representando el 54.6% de los empleados formales. Sin embargo, los incrementos al salario mínimo tienden a influir también en niveles superiores, reduciendo las diferencias entre categorías salariales.
Por su parte, el INEGI reporta que 6.7 millones de trabajadores perciben menos del salario mínimo, mientras que 7.8 millones ganan entre uno y dos salarios mínimos. Estas cifras representan el 36% de los empleados en México, distribuidos en ramas como comercio al menudeo, agricultura, construcción y preparación de alimentos.
Sectores económicos más afectados
Las ramas que más impacto tuvieron por el incremento incluyen actividades con alta informalidad, como el comercio al menudeo, la agricultura y la construcción. Además, cinco sectores reportan un impacto significativo en sus márgenes operativos, como museos, fabricación de medios ópticos y servicios de asistencia social, donde el aumento del salario mínimo representa hasta el 160% de sus excedentes operativos.
Crecimiento en contrataciones
Mientras algunas ramas como la fabricación de computadoras y los servicios postales muestran un crecimiento anual superior al 8% en contrataciones con salarios bajos, otras, como telecomunicaciones y generación de electricidad, han dejado de contratar personal en este rango salarial.

La implementación de ajustes al salario mínimo no solo implica una mejora en los ingresos de los trabajadores, sino también un reto para equilibrar su impacto en las distintas ramas económicas, especialmente aquellas con alta informalidad. Este escenario plantea la posibilidad de segmentar los salarios mínimos por sectores, una medida que podría guiar de forma más efectiva el desarrollo económico del país.

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