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Foto del escritorCristy Prado

Ser madre: ¿opción, destino o vocación?



La vocación para ser madre se refiere al profundo llamado o impulso interno que algunas mujeres sienten hacia la maternidad. Esta vocación implica un deseo innato de cuidar, criar y nutrir a los hijos, y puede ser experimentada como una parte fundamental de la identidad y propósito de una mujer. Para aquellas que sienten esta vocación, ser madre va más allá de una simple elección o destino; es una convicción arraigada en su ser que las impulsa a asumir el rol de madre con amor, dedicación y compromiso. La vocación para ser madre puede ser una fuerza motivadora poderosa que guía a las mujeres a través de los desafíos y las alegrías de la crianza de los hijos.

“Para ti… hijo mío.  Hay algunas almas que se reencuentran en diferentes personajes o situaciones, pero desde el primer momento que viví esta sensación supe que eras esa luz más allá del tiempo y del espacio, más allá de las formas y personalidades al buscar el camino para encontrarnos en esta vida.  Sé que no te acuerdas de todo lo que pactamos, sé que has olvidado gran parte de esa conversación, en dónde hicimos un compromiso para acompañarte en este transitar. No sólo me comprometo a acompañarte, también hice mi voto en una vocación de vida en donde me daba miedo, mucho miedo no poder lograr ser esa persona que te pudiera mostrar este caminar en confianza. Esa  seguridad para que no te faltará lo necesario, de que pasara lo que pasara yo estaría ahí para poder cargarte si así lo requerían o alumbrar tu camino cuando todo pareciera obscuro, de no dormir si te encuentras enfermo o ese momento de intranquilidad cuando creías que estabas solo…en ese instante de duda, sentir que tenías a alguien a tu lado”.

“Sólo sé que cuando por primera vez te tuve en mis brazos, jamás dudé de que la vocación más importante y más valiosa fuera descubierta en ese preciso momento, cuando pusieron ese pequeño cuerpecito diminuto al lado de mi cara hinchada de tanto llorar de felicidad”.

“En fin, no sólo fue reencontrarnos; vino a ser la existencia misma; vino a mostrarme una vez más que la separación no existe; vino a revelarme que el amor incondicional se vive de mil formas diferentes, con diferentes vocaciones, pero para mí la más perfecta es cuando te escucho decir: "Hola Mami”.


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